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domingo, 21 de agosto de 2011

Percepción

Todos hemos oído hablar alguna vez que nuestro ojo sólo es capaz de ver una estrecha banda del espectro de las frecuencias electromagnéticas. Son las que le llamamos comúnmente los colores de la luz visible. Es decir, vemos el mundo que nos rodea limitados por una pequeña ventana entre los ultravioletas y los infrarrojos. Sin duda, pues, al mirar un objeto tenemos una percepción limitada de su “realidad”.


Pero la percepción que se puede tener de una misma realidad varía en función de gran número de factores. No todo el mundo ve lo mismo, ni percibe la misma “realidad”, o vive la misma “situación” de un mismo modo.

Para analizar estos aspectos de la percepción me atrevo a distinguir dos grandes estadios: el de los sistemas sensoriales y el de los sistemas cognitivos.



Sistemas sensoriales

Nuestra mente percibe estímulos y sensaciones del mundo en el que estamos inmersos a través de los sentidos. Tradicionalmente hablamos que la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto se encargan de utilizar los órganos sensores de nuestro cuerpo. Así, los ojos, los oídos, la pituitaria, las palpitas gustativas o la piel, captan los estímulos del mundo exterior y los transmiten por el sistema nervioso al cerebro.

Hasta aquí, el proceso de percepción podría considerarse más bien automático o reflejo. No obstante hay factores físicos que pueden modificar la percepción de la “realidad”. Por ejemplo, factores climáticos, de ruido o de iluminación pueden hacer que los estímulos que reciban nuestros sentidos de una misma “realidad” sean distintos de un momento a otro. Ver un mismo paisaje en un día de lluvia o soleado, con frío o con calor, de día o de noche, nos proporcionará un variado surtido de percepciones de una misma realidad.

También los órganos sensoriales pueden tener grados de eficacia en función de la persona. Se suele perder grado de visión y de oído con el paso de los años, así como puede haber otras alteraciones físicas en algunos de nuestros órganos sensores que nos limiten la percepción del “mundo exterior”.



Sistemas cognitivos

Por una parte, nuestro cerebro actúa selectivamente para concentrar la atención en el estimulo que le llega y que más nos puede interesar según el momento. Focaliza –por ejemplo- en el gusto, vista y olfato si se trata de saborear una comida; o se concentra en el oído y la vista si se pretende conversar con otra persona. Así, a pesar de que el cerebro recibe seguramente todos los estímulos procedentes de los sentidos, muchos de ellos son neutralizados a nuestra conveniencia para darnos una percepción selectiva de lo que nos llega de ahí fuera. Es por este motivo que podemos estar viendo algo pero sin embargo no estar mirándolo, o bien podemos anular mentalmente la atención a un ruido repetitivo como, por ejemplo, el paso de trenes cerca de nuestra vivienda.

Pero el cerebro, por otra parte, procesa a través de unos filtros esa información recibida de los sentidos y nos proporciona nuestra particular percepción de la situación. Este filtro está confeccionado por un complejo sistema de factores cognitivos tales como:

- Las expectativas de lo que nos gustaría percibir a través de ese sentido.;
- Las experiencias vividas en el pasado. 
- Las motivaciones que conducen nuestra existencia.
- Las emociones que sentimos en ese momento.
- Las actitudes que conforman la personalidad propia de cada uno.
- El tipo de cultura, ideología política o religiosa.
- La educación recibida hasta ese momento.
- Las condiciones de contorno existentes en esa “situación del mundo exterior”

Asignamos un nivel de importancia a cada uno de estos filtros para, finalmente, tener nuestra propia percepción de “cómo vivimos” una situación del mundo exterior. Obtenemos así nuestra particular visión, nuestra percepción.

Conocer los mecanismos de percepción que actúan en la mente de uno mismo es un ejercicio interior que te permite reflexionar sobre cada uno de ellos y revisar el peso relativo que pretendes otorgarles en cada caso. También te permite modificar la estructura del filtro cognitivo si así lo estimamos conveniente. Todos, en un mayor o menos grado, realizamos ese proceso interior del “conócete a ti mismo” a lo largo de la vida.


La realidad debería ser única y objetiva, pero, como decíamos al principio, no todo el mundo ve lo mismo, ni percibe la misma “realidad”, o vive la misma “situación” de un mismo modo. Algunas veces podemos intentar acercarnos a la percepción que puede tener otra persona ante una situación concreta. Analizar los mecanismos que, posiblemente, le intervengan en función de su personalidad, de nuestro conocimiento de sus experiencias vividas, de lo que le “mueve” en el fondo… nos permite enriquecer nuestra propia percepción con la visión de la otra persona. Nos permite entender sus reacciones ante esa situación vivida y nos permite, en definitiva, ampliar ese estrecho ángulo de visión de nuestra propia percepción.


10 comentarios:

Baruk dijo...

Que guay! Tras leer tu interesantísima entrada, he intentado ser consciente y meditar sobre mi aspecto perceptivo.

Las palabras para definir esa cualidad me resultan complicadas, pero como tu apuntas, creo que la percepción se encuentra flotando entre dos mundos, el corporal y el espiritual (sensitivo y cognitivo).

Asi que, aunque la exposición no sea tan formal como la tuya, prefiero entrar en mi mundo alegórico para poder describirte como veo yo esa cualidad hibrida:

Hemos visto muchas veces en los cuentos infantiles a esa princesa solitaria que permanece encerrada y suspirando tras la ventana de una torre. En otras palabras, es el alma que permanece encerrada en la oscura torre observando desde la ventanita. Pues bien, para mi esa ventanita es la percepción.

Una ventanita donde podemos asomarnos para ver nuestra "princesita", y a la vez, donde ella se asoma para contemplar su mundo exterior.

Pero creo que con una ventana pequeña no podemos ver toda la potencialidad de nuestra alma, y a la vez, el alma nos asiste con una pequeña parte de lo mucho que nos puede aportar.

Según lo veo yo, seria interesante procurar ampliar la percepción, o mejor dicho, ampliar esa ventana hasta conseguir que sea lo suficientemente grande para ver el alma en todo su esplendor, o mejor quizá, poder entrar para abrazarla.

Creo que ampliar nuestra percepción es liberar nuestra alma.


Petonassosssss

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Jan dijo...

Pallaferro, Baruk, os dejo unas palabras de William Blake.

"Si las puertas de la percepción quedaran depuradas, todo se habría de mostrar al hombre tal cual es: infinito".

Y es que vivimos rodeados por las sombras que nuestro personal y limitado condicionamiento proyectan.

Una buena entrada para reflexionar.

Bon retorn de vacances !

Baruk dijo...

Jan, siempre es una suerte contar con tus acertados comentarios.

Y más la versión que nos traes de éste "genio", y es que para mi, Blake es digno de admiración. Supo dar forma a sus revelaciones tanto con imagenes como con palabras.

De hecho, con esa frase sencilla que tu transcribes, Blake nos da la llave de la libertad (al menos mental)



Un abrazo

pallaferro dijo...

Baruk,

Y cuando nos cuentan el cuento donde hay una princesa encerrada en la oscura torre, nuestra alma pide a gritos que llegue un príncipe -encantado y encantador- que la libere y se la lleve con su alfombra voladora a contemplar-lo todo desde lo alto. Donde la percepción alcanza mucha más visión de globalidad.

Ay! Quien pudiera tener esa alfombra para intentar ser príncipe y liberar a la princesa!

Muchis

pallaferro dijo...

Jan,

Efectivamente, el camino de esta reflexión se ha recorrido magistralmente por pensadores como Blake. Sin embargo, debemos recorrerlo nosotros también, para tomar consciencia de nuestras limitaciones, intentar conocer qué “sombras” proyectamos y buscar modos de llenar de luz esos espacios.

Gracias por tu comentario. Un abrazo.

Esca dijo...

Que tal Pallaferro? saludos desde el centro del universo que nos creemos y que no es tal, cuestión de percepción,allá cada cual.

Por otra parte,creo y solo creo, perdimos mucho de percepción a través de milenios pasados,las maquinas nos hacen tontos,y luego depende mucho de el medio donde te muevas,--- Mezclemos las dos,

Imaginaos por un momento a un indígena de una tribu perdida culturalmente en el pasado,en una gran ciudad, estaría mas mosqueado que la leche,su agilidad primitiva de percepción le provocaría un caos
a su cerebro en la ciudad,mientras que en su selva la infinidad de datos recibidos por su percepción, lo asumiría su cerebro con toda naturalidad.
Creo de nuevo que la percepción es ¿un asunto caduco en esta sociedad?,se pierde ,o por otra parte ¿se agiliza al vivir en esta jungla de ciudad?
Continuemos con el tema..

Un saludo Esca

Alkaest dijo...

Compadre Esca, si soy yo, que presumo de "civilizado", y me mosquea hasta lo indecible el adentrarme en una gran ciudad... imagina a un "primitivo" suelto y sin guía, por la Puerta del Sol, o Las Ramblas -eso, por no poner un ejemplo extremo como los Nueva Yorkses-. Al angelito le daría un síncope y nadie podría acusarlo de "apocado de espíritu".
Me parece muy cierto, que nuestras percepciones, o la forma de ejercitarlas, están atrofiadas o embotadas, por el modo "moderno" de vida -menos en el campo que en la ciudad, pero así así-.
Se podría pensar, que al igual que el "salvaje", integrado en la Naturaleza, tiene una percepción adaptada a su medio -aún con las limitaciones naturales de su cultura y demás-, el "homo urbanita" tendría también la percepción adaptada a su medio. Pero me temo, que el "medio" del "civilizado", no llega a "cuarto y mitad"...
Porque, aunque el entorno natural no es un paraíso idílico sino algo muy complejo, el entorno artificial urbano en que nos movemos es un verdadero infierno. Que, para más inri, nos lo pintamos -o nos lo pintan- lleno de seguridades, que resultan ser falsas seguridades.

Así que, sálvese el que pueda.

Salud y fraternidad.

pallaferro dijo...

Esca, pero si tu estas acostumbrado a ver "urbanitas del termitero" intentando moverse por esos rincones de las hoces como si fueran patos mareados! Cómo perciben ese entorno de naturaleza?

Y Alkaest. Es verdad, siempre he percibido que huyes de entrar en las grandes urbes... aunque luego te pierdes los tesoros que encierran sus museos!

Pero hacemos equipo. Cada uno aporta su percepción y ofrece al grupo sus mejores cualidades, de modo que la percepción global es mucho más amplia y, juntos, somos capaces de movernos por cualquier selva, o termitero. O no?

Un abrazo,

Rubén Oliver dijo...

¿Pero como cohone vamos a percibir nada prístino y claro si está nuestra mente siempre actuando, sospesando, analizando, en definitiva haciendo su "trabajo" desde un trasfondo erróneo?.
Y por qué lo llamo erróneo, pues porque está formado por nuestras propias opiniones, gustos y condicionamientos.
¿Os dais cuenta de lo condicionados que estais por raza, cultura, grupo, equipo de fúmbol...y un largo etcétera?. Estais condicionados por aquellas cosas que debido al trasfondo mencionado vuestra mente acepta como "buenas" y yerra el tiro no porque no puedan serlo, sino porque las acepta SIN PONERLAS EN DUDA ni cuestionarlas en modo alguno, ya que le cuadran de una manera estupenda en su mísero condicionamiento y arreglo a él reacciona.(Siendo su reacción plenamente condicionada, jamás libre).
La percepción libre y plena del mundo que nos rodea desde mi punto de vista empieza con que no empieza, simplemente percibe, ni enfoca ni elucubra, ni centra ni descentra, ni juzga ni condena, ni aglutina ni dispersa, ES y ahí está su belleza.
Probad a no arrastrar frente al condicionadísimo tribunal de vuestra conciencia todo aquello que sucede, oh wait!, que eso se parece peligrosamente al amor, ¿o es que no hos habeis dado cuenta que cuando uno mira lo que ama no lo juzga? lo ama y nuestro yo se diluye en el otro/otros.
Claro que yo no puedo explicaros qué es el amor, pero desde luego lo que no es sí, y no florece si no es en libertad, y la libertad núnca existirá en una mente condicionada, esclava de sí misma, de reacciones perfectamente previsibles dentro de su condicionamiento.
Bueno, que me estoy enrrollando...
Buena entrada company...
Un abrazo.

pallaferro dijo...

Cierto, company, estoy de acuerdo con lo que dices. Y no sólo eso, sino que me ha gustado tu enfoque y relación con el amor.

Muy guapo, sí señor!

Gracias.